Una escena escalofriante sacudió a los habitantes de una isla en Indonesia, cuando una mujer fue hallada sin vida en el interior de una pitón de siete metros. El suceso ocurrió en la isla de Buton, en la provincia de Sulawesi Suroriental, y ha generado una ola de temor entre la población rural.
Wa Siti, una agricultora de 55 años, salió como de costumbre a trabajar en los cultivos, pero nunca regresó a casa. Al notar su ausencia, uno de sus hijos, La Faru, salió a buscarla. El primer indicio de que algo no andaba bien fue el hallazgo de un canasto abandonado, el mismo que su madre usaba para recolectar verduras. Lo encontró Saimin, su otro hijo, quien de inmediato convocó a familiares y vecinos para iniciar una búsqueda más intensa.
Saimin contó que en varias ocasiones le había advertido a su madre sobre el peligro de las serpientes gigantes que rondaban los cultivos. Sin embargo, ella solía restarle importancia. Decía estar acostumbrada, tras una vida entera dedicada al campo. Esta confianza terminó costándole la vida.
Durante la búsqueda, los hijos dieron con una imagen aterradora: una pitón con el cuerpo hinchado y la cabeza de su madre aún visible entre sus fauces. Pese a los esfuerzos por salvarla, ya era demasiado tarde. Los vecinos, con machetes en mano, mataron al animal y lo abrieron, encontrando el cuerpo de Wa Siti en su interior, ya sin signos vitales.
Este caso no es aislado. En Indonesia, especialmente en zonas rurales con vegetación espesa, los ataques de pitones no son raros. Estos reptiles, que pueden superar fácilmente los seis metros de largo, no suelen atacar a humanos, pero si los perciben como una presa vulnerable, lo hacen.
Ante esta tragedia, las autoridades locales han redoblado el llamado a los vecinos para extremar precauciones. Recomiendan evitar caminar solos por zonas de maleza, mantener los terrenos limpios y reportar la presencia de serpientes grandes a las autoridades de protección ambiental.
Indonesia es hogar de algunas de las especies de serpientes más grandes del planeta, y aunque su coexistencia con los humanos ha sido larga, la invasión de sus hábitats naturales, sumada a la confianza o el desconocimiento, puede tener desenlaces fatales como el de Wa Siti.
Una vida dedicada a la tierra terminó siendo engullida por uno de los depredadores más temidos del reino animal.
